El portafolio docente como
instrumento de mediación en la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas en el Nivel Medio Superior
(Ensayo)
¿Para
qué un portafolio de evidencias?
Hablar de
portafolio de evidencias hasta hace poco tiempo, sonaba trivial y pretencioso
porque se le atribuían ciertas definiciones que resultan ambiguas ahora, a la
luz de su exigencia por parte del INEE como instrumento, y a la vez, como el
primer momento de la evaluación del desempeño docente. A partir de mayo de este
año, conforme el Servicio Profesional Docente y el INEE fueron definiendo qué
contendría dicho instrumento, su concepto emigró de “portafolio de evidencias”
a “evidencias de desempeño”, lo cual, evidentemente ha creado mucha confusión
entre el profesorado ya que, la información fluye en muchos sentidos, entre
niveles –básico y medio superior- y entre profesores de los mismos subsistemas,
y entre las fuentes de la información (directivos, sindicato, academias, etc).
Lo claro y evidente es que, ni la SEMS, ni la COSDAC y la DGETA –en nuestro
caso- emitieron con tiempo un lineamiento, un contenido mínimo de dicho
instrumento, lo cual le convierte no en un instrumento para la evaluación del
servicio educativo, sino en un instrumento para evidenciar lo que en principio
ya se sabía: la pretensión del gobierno de culpar al docente de la mala calidad
de la educación. Ese es el punto ¿qué es y para qué sirve el portafolio de
evidencias?
Uso
del portafolio de evidencias docente en el contexto del CBTA-244
Hasta junio de este
año, nuestras autoridades no se habían preocupado por orientar al profesorado
en el uso del portafolio como instrumento para la autoevaluación y la reflexión
de la práctica docente propia; su uso estaba circunscrito al ámbito de la
evaluación con fines de supervisión, sirve y servía más para medir que para
evaluar el trabajo docente. Se coteja con una lista quién y qué entregaba al
principio, durante y al final del periodo escolar. No hay retroalimentación al
trabajo o a los informes, más bien, imposición de requisitos a cumplir en tales
o cuales formatos. Este aspecto tiene al menos dos lecturas; pues muestra por un lado que
un determinado maestro es cumplido pero por otro, esconde una realidad
evidente: ¿qué hacemos los profesores para que nuestros alumnos aprendan?¿qué
contiene el portafolio del alumno y qué uso se le da?¿Que información se recoge por esta vía y retroalimenta los cursos posteriores?¿Cómo canaliza la parte directiva esta información hacia el profesorado a través de las tutorías?
En nuestro plantel,
la mayoría de los docentes inducimos o fomentamos en los alumnos el uso del
portafolio de evidencias, de manera preponderante, como rasgo de evaluación, y
en menor medida como instrumento de evaluación. En el alumnado, esto produce un
doble efecto: por un lado, si el maestro no es “exigente” entonces, es una
tarea que puede dejar hasta el último momento, bajar de internet cualquier cosa
relacionada con el tema y acomodarla en “su” portafolio ya sea copiada y pegada
–igual, puede enviarla por correo, imprimirla o transcribirla- sin ningún
esfuerzo de su parte que refleje una apropiación del conocimiento o una
competencia, simplemente una habilidad para sustraer información y etiquetarla
con su nombre. Por otro lado, si el maestro cuestiona lo que se entrega o bien,
pone ciertas características o requisitos al portafolio, entonces, el problema
estará enfocado a “darle gusto” al maestro, a cumplir con sus exigencias,
perdiéndose fácilmente la idea central del portafolio: evidenciar el desarrollo
cognitivo del alumno.
En ese sentido, mis
experiencias en el uso de portafolios como instrumento para el aprendizaje y la
evaluación de mis alumnos, me han obligado a ceder en algunos aspectos del
“debe” con lo que “es” un portafolio de matemáticas, y en ese acomodo o ajuste,
he logrado en algunos casos, que el alumno se apropie realmente de los
conceptos y desarrolle competencias genéricas y disciplinares, sin embargo, en
la mayoría de los alumnos esto no se consigue.
Si tomo como base
de comparación (el debe) la lectura de Prendes E. y Sánchez V.(2008)Portafolio Electrónico: Posibilidades
para los Docentes, y mis
resultados en el uso de portafolios (lo que es) en la enseñanza-aprendizaje de
las matemáticas, es posible destacar los siguientes elementos:
- Concepto de portafolio: El alumno tiende a concebirlo como una simple colección de cosas y no como un instrumento de aprendizaje
- Uso: el alumno pugna o trata negociar su entrega en sustitución de otros instrumentos de evaluación
- Como metodología alternativa: El alumno lo ve como un comprobante de “haber cumplido” con el mínimo y no como una opción o mecanismo de mediación pedagógica donde puede mostrar habilidades, competencias y la capacidad para reflexionar sobre sus logros y avances
- Como un momento más del aprendizaje: Ya que en el portafolio se incluyen los apuntes de clase enriquecidos, los ejercicios complementarios o de refuerzo, las investigaciones documentales derivadas de pequeños proyectos de intervención, así como los gráficos y tablas, la mayoría de los alumnos elude la parte dedicada a la autoevaluación y a la reflexión ya que, por lo general, los resultados de aprendizaje no son los esperados, y se tiende más a convertirse en un ejercicio de auto-expiación de las culpas que ello genera
- Sistematización y narración de procesos, algoritmos y heurísticos: Por lo general, se busca que el alumno practique la expresión y la comunicación como un objetivo de competencia a desarrollar, sin embargo, esta parte es la más débil en los portafolios que he encontrado. En un análisis de enfoque ontosemiótico practicado a alumnos de 4° semestre de un curso de cálculo diferencial se pudo observar que el desarrollo algorítmico sigue siendo una carencia que tiende a prolongarse con el tiempo sin que el alumno logre superar estas deficiencias
Conclusiones:
Con relación al diseño y
elaboración de portafolios como herramienta de mediación pedagógica, a través de las actitudes manifiestas de los alumnos se observa que la mayoría de los docentes la implementan, mas no le dan el uso correcto, y en consecuencia, se produce un problema para operarlo como tal, pues el alumno no recibe retroalimentación y en consecuencia, lo ve como un requisito inútil para el aprendizaje; sirve para determinar si el alumno cumplió o no y hasta ahí.
Las experiencias positivas y
negativas en el uso del portafolio como estrategia de aprendizaje evidencian
que el aprendizaje de nuestros alumnos depende en buena medida de cuestiones
actitudinales; de la disposición del alumno a aprender, de extraer
conocimientos y desarrollar habilidades a partir de las situaciones didácticas
que se le plantean para su aprendizaje
Lo ideal es que el alumno vea en
el proceso de elaboración de su portafolio una oportunidad de aprendizaje a
través de la autoevaluación y la reflexión; para ello, es necesario generar
consensos entre el profesorado para que la aplicación de la estrategia tenga
las mismas intenciones de aprendizaje: el desarrollo de los contenidos a partir
de las competencias
Para convertir el portafolio en
una colección de evidencias de aprendizaje es necesario implementar o proponer
al alumno esquemas que le permitan dar un seguimiento diario o continuo, al
alcance de todos –haciendo énfasis en las TIC’s- para permitir la
co-evaluación, la hetero-evaluación y en suma, la retroalimentación derivada
del aprendizaje a partir de las debilidades y las
fortalezas
Víctor Manuel Valera
Montero
Julio de 2015
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